Salvada de un isquemia cerebral por el poder de Dios

por Universo Cristiano 17/10/2011 0 comentarios

Por Zabdiel Torres. Para la familia Virriel, todo parecía indicar que sería un domingo normal en la mañana. Todos preparándose muy temprano para salir a la iglesia. Pero pronto algo iba a cambiar los planes. Mi tía Ruth, subida en una silla, bajaba unas cosas de su closet cuando comenzó a tener visión doble y a perder fuerza en sus brazos. Inmediatamente dió aviso a mis otros dos tíos que viven con ella, junto con mi abuelita Cuquita, y rápidamente llamaron al hno. Tito, médico boliviano y amigo de la familia. Su presión era 92/44 y tenía 43 pulsaciones por minuto.

Mi tía Ruth tiene un largo historial médico. Desde su adolescencia tuvo un problema cardiaco que le ha ocasionado múltiples operaciones y largas estancias en el hospital. En su expediente están, entre otras cosas: nacimiento prematuro; angina de pecho; dos operaciones a corazón abierto; una embolia; en una ocasión estuvo a punto de perder su brazo por un cateterismo mal practicado; una operación en la cabeza por derrame cerebral; una reconstrucción de mano por quemadura de tercer grado. Ha estado en el hospital tantas veces en toda su vida que ella misma ha perdido la cuenta.
 
El hno. Tito le recetó un medicamento para controlar la presión y le pidió a mi tía que volviera a la cama. Al cabo de una hora se levantó sin molestias aparentes y se dispuso a desayunar. Pero no pudo ni siquiera llevarse el primer bocado de pan a la boca, sus brazos se soltaron y su cabeza quedó colgando; sus ojos se movían descontroladamente y no podía pronunciar ninguna palabra. Su cara comenzó a "enchuecarse". Alarmados, mis tíos dieron aviso a la familia para que oráramos por ella. La bajaron en silla de ruedas y se la llevaron al hospital de urgencia.
 
Recibí en mi celular un SMS con el siguiente mensaje: "Tu tía Ruth se puso mal..." Ya sabemos qué significa esa frase y cuál es su gravedad. Cuando me pude comunicar con mis tíos, mi familia y yo estábamos llegando a la casa de un amigo que nos había invitado a comer. Alcancé a hablar con mi tía Ruth antes de que llegara al hospital.
 
-- ¿Cómo te sientes tía?, le pregunté.
-- Mmmaaal, contestó con mucha dificultad.
-- Vamos a orar por tí, y acerqué el celular hacia mis hijos.
 
Mi esposa tuvo que subirse de nuevo al coche para orar todos juntos, nuestro anfitrión esperó pacientemente.
 
Mi idea era dirigir una oración breve, pero mis hijos con sus ojos bien cerrados repitieron la primera frase. Me di cuenta que tenía que hacer las pausas necesarias para permitir que ellos también oraran. Mi hijo mayor de casi 6 años cerraba con fuerza sus ojos, ayudándose con sus manos, como si su oración fuera más ferviente cuanto más apretara los ojos. Le dimos gracias a Dios por la vida de nuestra tía Ruth y por todas las veces que Él la ha sostenido con su mano poderosa. Que creíamos que en esta ocasión también Él estaba con ella y le pedimos en el nombre de Jesús que sanara su cuerpo. Me agradó escuchar a mis hijos orar con tanta seriedad y fe, aún el más pequeño de los tres que todavía no habla del todo bien.
 
Nos bajamos del coche y nuestro amigo nos recibió con una sonrisa. Estuve a punto de pedirle que nos disculpara, que teníamos que ir a ver a mi tía y estar al pendiente de lo que sucediera. Pero una voz dentro de mi me dijo ¿por qué estás todavía angustiado, no acabas de orar? ¿no confías en Dios? Pensé, "es cierto, el Señor tiene todo en sus manos, no hay poder más grande, mi corazón debe estar confiado en Él". Tuvimos un agradable tiempo en la casa de Sterling Byassee, el director de una organización internacional no lucrativa que distribuye material bíblico a todo el mundo. Tuve la oportunidad de compartirle la historia de mi tía Ruth y cómo Dios siempre la había cuidado. Le platiqué que desde su primera operación del corazón a los 15 años de edad, los médicos no le pronosticaban muchos años más de vida; que hace poco más de diez años le dijeron que si no recibía un trasplante de corazón no viviría ni un año más. Contra todo pronóstico médico y científico mi tía ha llegado a la edad de 58 y sigue trabajando.
 
-- ¿Sabes, Sterling, cuál creo que ha sido la clave de su fuerza?, le comenté.
-- ¿Cuál?, me dijo.
-- Desde que le dijeron que no viviría un año más, si no se trasplantaba el corazón, ella se propuso transcribir la Biblia con su puño y letra. Yo creo que eso le ha ministrado vida, le dije.
-- Dios mandó a los reyes de Israel transcribir las Escrituras por lo menos una vez en su vida para poder reinar. Me gustaría algún día conocer a tu tía, me dijo.
-- ¿Puedes orar por ella?, le pregunté.
-- Claro, dijo. Su oración fue muy breve.
 
Cuando regresamos a casa, llamé para saber cómo estaba mi tía Ruth. Mi tía Nohemí me dijo: "pues la dejé sonriente, normal, hasta una doctora me preguntó para qué la habíamos llevado al hospital si no tenía nada. Le hicieron unos exámenes y todo bien; Pero se va a quedar internada para hacerle más estudios, quieren hacerle una tomografía de la cabeza para ver qué sucedió". Me dio mucho gusto escuchar la noticia y le di gracias a Dios por su fidelidad. "Creemos que Dios ha obrado en su salud, esperemos el resultado de mañana", le dije al terminar la llamada.
 
Hoy a las 10:35 AM mi tía Nohemí me dijo por teléfono: "ya tengo los resultados de la tomografía, no tiene absolutamente nada, los doctores no saben qué pudo haber pasado, quizá la den de alta hoy mismo".
 
¡Gloria a Dios, su poder es tan grande!
 
Salmos 8:2
"De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza..."
 
Hebreos 10:38
"Mas el justo vivirá por fe..."
 
Hebreos 4:12
"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz..."
 
Hebreos 11:1
"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve."


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