Historias. La humanidad siempre ha sido cautivada con historias. Empezando contando y actuando, pasaron los años y llegamos al teatro, cine y televisión moderno. ¿Por qué? ¿Por qué es nos fascinan tanto las historias? Creo que Dios nos creó con un amor para las historias. Está en nuestro ser. Cuando Dios nos dio su libro, Él lo llenó de historias.
La Biblia dice que Jesús no habló a la gente sin contar una historia o parábola (Mateo 13:34). Si le pidiera que me contara, de qué se trata el primer capítulo de Jonás, usted probablemente podría decírmelo, pero ¿podría decirme de qué se trata el primer capítulo de Amos? Es porque escribieron el libro de Jonás en forma de historia y Amós no. Dios nos diseñó, y sabe que recordamos mejor por medio de las historias. La Biblia está llena de historias que están llenas de lecciones para nosotros. Dios sabe que este es el método y la manera más fácil en la que aprendemos.
Creo que las historias pueden ayudar a formar el carácter de un individuo. Lo que leemos, lo que vemos en la televisión y en películas nos afecta para bien o para mal. Podemos utilizar esto para enseñar a nuestros niños el buen carácter. La lectura diaria de la Biblia es una herramienta maravillosa para formar el carácter de nuestros niños. Tan pronto como los niños puedan leer, deberían tener un tiempo fijo diariamente donde lean su Biblia. También es provechoso tener un tiempo de lectura bíblica familiar. Algunas familias leen un capítulo después de cada comida.
Al lado de la Biblia están las historias morales. Todos los días me gusta leer de un libro de edificación del carácter, a veces es un libro sobre algún misionero, otras veces es sobre una persona cristiana famosa. Dios ha hecho cosas asombrosas en la vida de la gente. Las maravillas que Dios ha hecho en las vidas de otras personas ayudan a reforzar el conocimiento en nuestros hijos, de que Dios es real y obra en las vidas actuales de sus hijos.
Un buen ejemplo de cómo responde Dios a la oración es George Mueller, quien comenzó un orfanatorio. El no quería pedirle dinero a la gente. Él creyó en pedirle sólo a Dios para sus necesidades. Una mañana sentaron a los niños en la mesa, no había dinero y nada de comer en la casa. George Mueller oró a Dios, agradeciéndole por las bendiciones. En ese momento tocaron en la puerta. El panadero estaba parado allí, y dijo: “Sr. Mueller, no podía dormir anoche. De alguna manera sentí que usted no tenía pan para el desayuno, y sentí que Dios me mandaba a darle pan. Me levanté a las 2 de la mañana para hacer pan, y se lo traigo aquí.” Mueller agradeció al hombre. Tan pronto como él se fue, hubo otro toque en la puerta. Era el lechero y le dijo al Sr. Mueller que su carro de leche se descompuso en frente de orfanatorio, y quería darles la leche a los niños de la institución.
Leí una vez una historia verdadera sobre un pastor en África que contó sobre un león antropófago que se enfrentó a la congregación. No había edificio para que se protegieran en él, entonces, ¡el pastor rogó a Dios para salvarlos del león y de repente vino un relámpago y mato al león!! ¡Leímos esa historia y nos impactamos! Qué historia tan fantástica.
Tales historias verdaderas acumulan, en su hijo, fe en Dios. Les demuestran que Dios sigue siendo poderoso, y sigue trabajando en las vidas de la gente hoy. Son una inspiración y un testimonio a la grandeza de Dios. Yo creo que son esenciales para una educación completa. Espero que tengan en ustedes, el mismo beneficio y bendición de Dios del que hemos gozado en nuestro hogar.
También, leí libros con buenas lecciones morales. Historias misioneras con los Miller es uno de los favoritos de mis niños. Una colmena de abejas ocupadas es un gran libro que enseña rasgos del carácter con historias. Les animo a que busquen libros cristianos y se los lea regularmente a sus niños. Sus niños se acordarán de ellos. Les ayudarán a pensar en las cosas que son verdades, honestas, justas, puras, buenas y de buen nombre (Filipenses. 4:8). No deje que las mentes de sus niños sean llenas de novelas impuras y de la basura del mundo. Deles ejemplos que los reten a la grandeza.
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