¿Es la imagen de la Guadalupana de origen celestial?

por Cristian Gómez 08/12/2015 2 comentarios

Compendio de la obra del historiador Joaquín García Icazbalceta

 

El arzobispo Antonio de Labastida y Dávalos solicitó la asesoría de Joaquín García Icazbalceta para hacer acopio de pruebas a fin de favorecer la causa de beatificación de Juan Diego, la cual se encontraba en proceso en el Vaticano, y desde el siglo XVIII había sido declarada improcedente por falta de elementos de juicio. La opinión del historiador, emitida en 1883, fue guardada en secreto por el arzobispo; tras de su muerte el dictamen causó gran escándalo cuando se publicó por primera vez en 1896, publicación debida a la coronación de la Virgen.


Ya Fray Servando Teresa de Mier (1762-1827), precursor de la Independencia, había pronunciado un discurso sobre la Virgen de Guadalupe,  El 12 de diciembre de 1794, que le costó el destierro.


El padre Salazar Salazar, uno de los que se encargaron de tramitar la canonización de Juan Diego, previene que quienes nieguen las cualidades de beato o no lo reconozcan incurren en herejía y como tales serán considerados como enemigos de la iglesia romanista.


En este documento García Icazbalceta hace alusión a los múltiples apologistas, es decir defensores, de la aparición guadalupana; su respuesta a ellos es que: “Antes de la publicación del libro del P. Miguel Sánchez, no se encuentra mención alguna de la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego”.


La aparición de la Virgen sucedió supuestamente en 1531; pero resulta que no es sino hasta 1648, 117 años después, que el padre Miguel Sánchez publica su libro Imagen de la Virgen María, Madre de Dios de Guadalupe, a partir del cual se extiende el culto del Tepeyac; pero en ningún documento de las autoridades civiles o eclesiásticas de la época enque se realizó el milagro se conoce la menor referencia a tal aparición, lo que constituye prueba histórica de que nadie conocía el suceso, como intenta hacernos creer el padre Sánchez. “Preciso es repetirlo: lo que se cuestiona no es si la Virgen se apareció a alguien bajo la figura de la imagen de Guadalupe ya existente; sino si se apareció a Juan Diego en 1531 con las circunstancias que se relatan, y al fin quedó pintada en su tilma: es decir, si la imagen quetenemos es de origen celestial”.


Fragmentosde la carta de García Icazbalceta al arzobispo Labastida y Dávalos.


La fuerza del argumento negativo consiste principalmente en que el silencio sea universal, y que los autores alegados [los apologistas] hayan escrito de asuntos que pedían una mención del suceso,que callaron. Tratándose de un hecho tan extraordinario y glorioso para México, una u otra negligencia es harto inverosímil.


El primer testigo de la aparición debiera ser el Ilmo.Sr. Zumárraga, a quien se atribuye papel tan principal en el suceso y en las subsecuentes colocaciones y traslaciones de la imagen. Pero en los muchos escritos suyos que conocemos no hay la más ligera alusión al hecho o a las ermitas: ni siquiera se encuentra una sola vez el nombre de Guadalupe.


El obispo Zumárraga no se habría contentado con escribirlo en un solo papel, sino que habría promovido el culto con todas sus fuerzas, aplicándole una parte de las rentas que expedía con tanta liberalidad, alguna manda o recuerdo dejaría al santuario en su testamento, algo dirían los testigos de la información que se hizo acerca de sus buenas obras: en la elocuente exhortación que dirigió a los religiosos para que acudieran a ayudarle en la conversión de los naturales venía muy al caso, para alentarlos, la relación de un prodigio que patentizaba la predilección con que la Madre de Dios veía a aquellos neófitos.


En las varias doctrinas que imprimió el obispo Zumárraga tampoco hay mención del prodigio. Lejos de eso, en la Regla cristiana de 1547 se encuentran estas significativas palabras: “Ya no quiere el Redentor del mundo que se hagan milagros, porque no son menester, pues ésta nuestra santa fe tan fundada por tantos millares de milagros como tenemos en el Testamento Viejo y Nuevo.” ¿Cómo decía eso el que había presenciado tan gran milagro?


Si del Sr. Zumárraga pasamos a su inmediato sucesor, el Sr. Montúfar, a quien  se atribuye parte principal en las erecciones de ermitas y traslaciones de la imagen, hallaremos que en 1569 y 70 remitió, por orden del visitador del Consejo de Indias, D. Juan de Ovando, una copiosa descripción de su arzobispado, en la cual se da cuenta de las iglesias de la ciudad sujetas a la mitra, y para nada se menciona la ermita de Guadalupe.


Interrogando a los primeros religiosos, los hallaremos igualmente mudos. Fray Toribio de Motolinía escribio en 1541 su Historia de los indios de Nueva España donde refiere varios favores celestiales otorgados a indios, mas no aparece nunca en ella el nombre de Guadalupe.


Es muy notable el silencio de la célebre carta del Ilmo. Sr. Garcés al Sr. Paulo III [el papa] en favor de los indios, en la cual refiere también algunos favores que habían recibido del cielo. Tampoco se halla cosa alguna en las cartas de Fray Pedro de Gante, del Sr. Fuenleal, de D. Antonio de Mendoza y de otros muchos obispos, virreyes, oidores y personajes, que últimamente se han publicado en las Cartas de Indias y en la voluminosa Colección de documentos inéditos del Archivo de Indias.


Fray Bartolomé de las Casas estuvo aquí en los años 1538 y 1546. Con todo, en ninguno de sus muchos escritos habla de él [delmilagro de la aparición], y eso que le habría sido tan útil para esforzar su enérgica defensa de los indios ¡Qué afecto no habría producido en los católicos monarcas españoles la prueba de que la Virgen Santísima tomaba bajo su especial protección la raza conquistada! ¡Qué argumento contra los que llegaron a dudar de la racionalidad de los indios y los pintaban llenos de vicios e incapaces de sacramentos!


Fray Jerónimo de Mendieta vino en 1552, compuso su Historia eclesiástica indiana a fines del siglo, valiéndose de los papeles de sus predecesores; era ardiente defensor de los indios; cuenta, lo mismo que Motolinía, los favores que recibían del cielo; y particularmente en el capítulo24 del libro IV trata la aparición de la Virgen el año de 1576 al indio de Xochimilco Miguel de S. Jerónimo, quien lo refirió al mismo P. Mendieta; pero nada dice de Ntra. Sra. de Guadalupe, ni tampoco en sus cartas, de que tengo algunas inéditas.


En las demás crónicas, escritas por españoles o indios, buscaremos también en vano la historia: Muñoz Camargo (1576), el P.Valadés (1579); Ixtlixóchitl (1600), Grijalva (1611), guardan igual silencio.Tampoco dijo nada el P. fray Gabriel de Talavera que en 1597 publicó en Toledo una historia de Ntra. Sra. de Guadalupe de Extremadura, aunque hace mención del santuario de México. El cronista franciscano Daza, en su crónica de 1611, Fernández en su Historia eclesiástica de nuestros tiempos (1611) y el cronista Gil González Dávila en su Teatro eclesástico de las iglesias deIndias (1649) escribieron la vida del Sr. Zumárraga y callaron la historiade la aparición.


El padre fray Bernardino de Sahagún dice: “La tercera disimulación (idolátrica) es tomada de los nombres de los ídolos que allí se celebraban, que los nombres con que se nombran en latín o en español significanlo que significaba el nombre del ídolo que allí adoraban antiguamente. Como en esta ciudad de México, en el lugar donde está Santa María de Guadalupe se adoraba un ídolo que antiguamente se llamaba Tonantzin; y entiéndenlo por lo antiguo y no por lo nuevo”.


El P. Sahagún vino en 1529 y debía de estar bien enterado de la historia de la aparición si ésta hubiera acontecido dos años después. Nadie como él trató con los indios; pudo conocer perfectamente a Juan Diego y demás personas que figuraron en el negocio. A pesar de todo, dice terminantemente que “no se sabía de cierto el origen de aquella fundación”, y se advierte con toda claridad que le desagradaba la devoción de los indios, teniéndola por idolátrica, y que deseaba verla prohibida. Uno de sus fundamentos es que allí acudían en tropel los indios que no iban a otras iglesias de nuestra Señora. Ninguna extrañeza podía causar al P. Sahagún que los indios prefiriesen el lugar en que uno de los suyos había sido tan singularmente favorecido por la Stma. Virgen.


Por aquellos mismos tiempos preguntaba el rey a D.Martín Enríquez cuál era el origen de aquel santuario; y el virrey contestaba con fecha 25 de septiembre de 1575, que por los años de 1555 o 56 existía allí una ermita con una imagen de nuestra Señora, a la que llamaron de Guadalupe, por decir que se parecía a la del mismo nombre en España, y que la devoción comenzó a crecer “porque un ganadero publicó que había cobrado la salud yendo a aquella ermita”. Vemos, pues, que el virrey mismo, con tener tantos medios de informarse y haber de dar cuenta al rey, no alcanzó a saber el origen de la ermita.


Los pasajes de Torquemada y de Bernal Díaz en que se habla de la iglesia, han dado materia de larga discusión a los apologistas. El hecho indudable es que ninguno de estos autores menciona la aparición. Los apologistas han caído en una equivocación, y ha sido la de confundir constantemente la antigüedad del culto con la verdad de la aparición y milagrosa pintura en la capa de Juan Diego.


Fray Luis de Cisneros habla de varias imágenes de Europa y de Guatemala: mas no menciona la de Guadalupe. Siendo así que trata de imágenes de principios milagrosos. Nada de aparición.


En el sermón de la natividad de la Virgen María, predicado por fray Juan de Zepeda, agustino, en la ermita de Guadalupe, hay dos cosas notables: la una, que el predicador dice en la dedicatoria, que laNatividad (8 de septiembre) es la vocación de la ermita, y la otra que no habla palabra de la aparición.


Confírmase lo primero con el acta del cabildo Ecco. de29 de agosto de 1600.


Ese día se dispuso que el domingo 10 de septiembre se celebrara la fiesta de la Natividad de Ntra. Sra. en la ermita de Guadalupe por ser su advocación, y enseguida se pusiera la primera piedra para dar principio a la nueva iglesia. De donde claramente se deduce que para entonces todavía no se le había ocurrido a nadie que la imagen fuera pintada en la tilma de Juan Diego; y que la fiesta titular era la del 8 de septiembre. De suerte que noventa años después del supuesto aparecimiento no se pensaba todavía encelebrar el 12 de diciembre. Tampoco se habla de la aparición de la Virgen de Guadalupe en los tres Concilios Mexicanos, ni en las actas de los cabildos eclesiástico y secular.


Por último, el P. jesuita Cavo, que escribió en Romahacia 1800 sus Tres siglos de México, en rigurosa forma de anales, al llegar al año de 1531 calló el suceso de la aparición y pasó adelante.


Si de los escritos nos vamos a los mapas y pinturas delos indios, hallaremos que en ninguno de los auténticos que existen hay nada delo que se busca. Citaré como ejemplo los códices Telleriano-Remense y Vaticano,y los anales o pinturas históricas de Mr. Aubin, que alcanzan a 1607.


No cabe duda en buena razón suponer que durante más de un siglo tantas personas graves y piadosas, separadas por tiempo y lugar, estuviesen de acuerdo en ocultar un hecho tan glorioso para la religión y la patria.


Tiene V.S.I. en su poder una información original, en catorce fojas útiles y tres blancas, hechas en 1556 por el S. Montúfar, sucesor inmediato del Sr. Zumárraga. El caso que dio motivo a la información fue el siguiente: El día de la Natividad de Ntra. Sra., 8 de septiembre de 1556, se celebró una solemne función religiosa en la capilla de S. José, con asistencia del clero, virrey, audiencia y vecinos principales de la ciudad, encomendándose el sermón a fray Francisco de Bustamante, provincial de los franciscanos, que gozaba créditos de grande orador.


Después de haber hablado excelentemente del asuntopropio del día, hizo de pronto una pausa, y con muestras exteriores deencendido celo, comenzó a declamar contra la nueva devoción que se ha levantado sin ningún fundamento “en una ermita o casa de Ntra. Sra. que han intitulado de Guadalupe”, calificándola de idolátrica, y aseverando que sería mucho mejor quitarla, porque venía a destruir lo trabajado por los misioneros, quienes habían enseñado a los indios que el culto de las imágenes no paraba en ellas, sino que se dirigía a lo que representaban, y que ahora decirles que una imagen pintada por el indio Marcos hacía milagros, sería gran confusión y deshacer lo bueno que estaba plantado, que no sabía a qué efecto era aquella devoción, y que al principio debió averiguarse el autor de ella y de los milagros que se contaban, para darle cien azotes, y doscientos al que en adelante lo dijese.


Algunos añadieron que él no era el único que pensaba de aquella manera, sino que le seguían los demás franciscanos, que todos seoponían a la devoción y aun alegaban contra ella textos de la Sagrada Escritura en que se manda adorar sólo a Dios. Nada se hizo contra el P. Bustamante, quien a pesar de aquel sermón fue otra vez electo provincial en 1560 y después comisario general.

A nadie puede quedar duda de que la aparición de la Stma. Virgen el año de 1531 y su milagrosa pintura en la tilma de Juan Diego es una invención nacida mucho después. El provincial decía en 1556 que la devociónera nueva y no tenía fundamento; el virrey tampoco le asigna origen cierto. Uno de los testigos de la información, el Br. Salazar, acabó de confirmar que la fundación de la ermita no venía de aparición ni milagro alguno, pues dijo “que lo que sabe es que el fundamento que esta ermita tiene desde su principio, fue el título de la Madre de Dios, el cual ha provocado a toda la ciudad a que tengan devoción en ir a rezar y a encomendarse a ella”.


Dijo el P. Bustamante que la imagen fue pintada por el indio Marcos, y con otros testimonios se confirma la existencia y habilidad de ese pintor, pues Bernal Díaz, en el capítulo 91, menciona con elogio al artista indio Marcos de Aquino.


¿Pues cómo el Sr. arzobispo, tantos testigos de vista, el pueblo entero, no aniquilaron los cargos del predicador con sólo echarle a la cara el origen divino de la imagen, bastante para justificar aquella devoción? ¿Cómo pudieron oír sin escándalo que se atribuyese a un indio la obra maravillosa de los ángeles? Si los documentos originales existían, bastaba con publicarlos, pues imprentas no faltaban; si ya habían perecido, aquélla era la ocasión de reponerlos con una información facilísima, en vez de dejarlas para 110 años después.


El Lic. D. Antonio de Robles, en su Diario de sucesos notables, dice: “que de la aparición compuso un docto libro, que al parecer ha sido medio para que en toda la cristiandad se haya extendido la devoción de esta sacratísima imagen de Guadalupe, estando olvidada aun de los vecinos de México, hasta que este venerable sacerdote la dio a conocer. El autor [Miguel Sánchez] principia por esta confesión: “Determinado, gustoso y diligente, busqué papeles y escritos tocante a la santa imagen y su milagro; no los hallé, aunque recorrí los archivos donde podía guardarse...”


Para abusar todavía más de la credibilidad de la gente y desacreditar por completo su grande arma de la tradición, tuvo la ocurrencia el padre Sánchez de publicar al fin del libro una carta laudatoria del Lic.Lasso de la Vega, vicario de la ermita misma de Gpe., en la cual el buen vicario confiesa sencillamente que él y todos sus antecesores habían sido “unos adanes dormidos que habían poseído a esta Eva segunda sin saberlo”, y a él le había cabido la suerte de ser el “Adán despertado”, lo cual en idioma corriente quiere decir que ni él ni todos los vicarios o capellanes de la ermita habían sabido palabras del origen milagroso de la imagen que guardaban hasta que el P.Sánchez lo había revelado.


Los apologistas han dado una lista de documentos supuestamente anteriores al del padre Sánchez, bastante larga; pero la desgracia ha querido que a excepción de La historiade la aparición en mexicano, publicada en 1649 por el Br, Lasso de la Vega, ninguno se haya publicado, ni siquiera se sepa que exista en alguna parte.


Singulares apologistas los que escribiendo obras, a veces bastante voluminosas, no reservaron un rincón para los documentos en que se apoyaban, habiendo gastado tanta tinta y papel para remendar un edificio que por todas partes se abre.


Pero sería bien extraño que después de haber dicho Lasso en 2 de julio que no había sabido hasta entonces palabra de tal historia, ya en 9 de enero de 1649 tuviera presentada y aprobada la relación. ¿Dio lacasualidad de que dentro de esos seis meses apareciera la relación que tantotiempo había estado oculta? Si ya la tenía el P. Sánchez, ¿por qué no refirió a tan precioso documento, en vez de contentarse con vaguedades?


Agrávanse las dudas acerca de la existencia o del valor de todos esos documentos con el hecho de que en 1662 el canónigo D. FranciscoSiles, grande amigo y admirador de Sánchez, hizo que se solicitase de la silla apostólica la concesión de fiesta y rezo propio para el 12 de diciembre, y envez de remitir, como era natural, en apoyo a la petición, algunos instrumentos auténticos que asegurasen un pronto y favorable despacho, sólo acompañó instancias de los cabildos y de las religiones.


La información se hacía ciento treinta y cuatro años después de la fecha que se asigna al suceso, y claro es que no podían quedar yatestigos de vista.


Lo incomprensible es que antes de 1648 todo el mundoignoraba la aparición... apenas publica el P. Sanchéz su libro sin comprobante, cuando la devoción vuelve a encenderse; aparecen por todas partes testigoscalificados [¡testigos 116 años después!] que unánimes y bajo juramento declaran saber de mucho tiempo atrás lo que hasta entonces nadie, ni ellos habían sabido.


Realmente es extraordinario que la Virgen cuando se aparecía a un indio para anunciarle que favorecía especialmente a los de su raza, eligiese el nombre ya famoso de un santuario de España [nombre de etimología árabe]: nombre que ninguno de sus favorecidos podía pronunciar por carecer de las d y g el alfabeto mexicano. Los primeros religiosos levantaron capillas y ermitas con deseo de destruir la idolatría, y prefirieron aquellos sitios en que se tributaba mayor culto a los ídolos y aun les dieron títulos análogos. El padre Sahagún declara que una de esas ermitas fue la del Tepeyac, para corresponder con el nombre Tonantzin o nuestra Señora Madre, que tenía el ídolo adorado allí. También refiere que: “el diablo en figura de mujer andaba y aparecía de día y noche y se llamaba Cioacóatl”; y en otro pasaje repite Sahagún: “sabemos que la diosa Cioacóatl se llamaba Tonantzin”.


“Católico soy, y a nadie quisiera quitar esta devoción. Por supuesto que no quiero negar la posibilidad y realidad de los milagros. De todo corazón quisiera yo que uno tan honorífico para nuestra patria fuera cierto, pero no lo encuentro así; y si estamos obligados a creer y pregonar los milagros verdaderos, también nos está prohibido divulgar y sostener los falsos. En mi juventud creí, como todos los mexicanos, en la verdad del milagro: no recuerdo de donde me vinieron las dudas, y para quitármelas acudí a las apologías: éstas convirtieron mis dudas en certeza dela falsedad del hecho. Si he escrito acerca de ello, ha sido por obedecer el precepto repetido de V.S.I. Le ruego por lo mismo, con todo el encarecimiento que puedo, que este escrito, hijo de la obediencia, no se presente a otros ojos ni pase a otras manos”.

 

Metatexto

 

 

Advocación: Nombramiento (título)

Alusión: Mención, referencia

Análogos: Similares, semejantes, parecidos

Aseverando: Afirmando

Beato: Santo

Cabildo: Junta, asamblea

Diligente:  Presto, pronto

Docto: Sabio, instruido

Fray Bartolomé de las Casas (1484-1566): fraile dominico español,cronista, teólogo, obispo de Chiapas (México) y gran defensor de los indios.Nació en Sevilla no en 1474. Se sabe que durante los tres primeros meses de1500 se desplazó a Granada para colaborar, como auxiliar de las miliciassevillanas, en el sofocamiento de la rebelión de los moriscos

Fray Bernardino de Sahagún (1499-1590): eclesiástico y escritorespañol, considerado el padre de la antropología en el Nuevo Mundo.

Fray Toribio de Motolinía: (de Paredes, o deBenavente) (?-1569), misionero y cronista franciscano español en México. Nacióen Benavente (Zamora). Llegado a la Nueva España en el célebre grupo de losdoce, encabezado por fray Martín de Valencia, adoptó el nombre náhuatl deMotolinía que significa 'el que es pobre'. Fue guardián en varios conventos dela Nueva España, participó en la fundación de la Puebla de los Ángeles y llegóa ser provincial del Santo Evangelio de 1548 a 1551. Su trabajo ha sidopublicado como dos obras distintas, los Memoriales y la Historia delos indios de Nueva España.

García Icazbalceta, Joaquín (1825-1894): Historiador mexicano, nacidoen la ciudad de México, a los cuatro años salió con sus padres del país envirtud del decreto de expulsión de los españoles (1828). Regresó en 1836 paradedicarse al comercio. Más tarde halló su verdadera vocación: impulsar lacultura mexicana. Aprendió varias lenguas y el arte de la imprenta. Reunió ycomentó valiosos documentos históricos y literarios del siglo XVI. Fue uno delos fundadores de la Academia de la Lengua en México y el tercer director de lamisma. Sus obras principales fueron: Colección de documentos para lahistoria de México (México, 1858-1866, 2 vol.); la traducción de México en1544, Tres diálogos latinos, de Francisco Cervantes de Salazar (México,1875); Don fray Juan de Zumárraga (México, 1881) y Bibliografíamexicana del siglo XVI. Catálogo razonado de libros impresos en Méxicodesde 1539 a 1600 (México, 1905). Murió, en 1894, en la ciudad de México.

Inverosímil: Imposible, improbable

Menester: Necesidad

Neófitos: novato, principiante

Servando Teresa de Mier (1765-1827): eclesiástico, escritor ypolítico mexicano, defensor del ideal independentista. Nació en Monterrey en1765. Ingresó en la orden de los dominicos y pronto mostró dotes de predicador.En 1794 pronunció ante las máximas autoridades un polémico sermón en el quedudaba de las apariciones de la Virgen de Guadalupe. A consecuencia de ello fueenviado a España y sufrió prisión. En 1802 abandonó los hábitos en Roma,después de haber pasado por Francia enseñando español, traduciendo libros ypredicando en una parroquia. En 1804 volvió a España, donde cumplió tres añosde condena y después participó en la guerra de Independencia española. En 1816acompañó a Francisco Xavier Mina (el Mozo), a quien había convencido paraorganizar una expedición libertadora de Nueva España. Hecho prisionero, fueenviado a La Habana, pero se fugó y se exilió en Filadelfia (Estados Unidos).En 1822, consumada ya la independencia, volvió a México y fue elegido diputado.Murió en 1827. Entre las obras que escribió destacan: Historia de la revoluciónde la Nueva España (Londres, 1813) y Cartas de un americano al español(1811-1812).

Tilma: Capa

Prodigio: milagro

Zumárraga, Juan de (1468-1548): eclesiástico español, elprimer obispo y luego arzobispo de México. Nació en Durango (Vizcaya). Ingresóen la provincia franciscana de la Concepción, posiblemente en el convento delAbrojo en las inmediaciones de Valladolid. Estando en España llegó a serguardián, definidor y provincial. En 1528 fue enviado a la Nueva España encalidad de obispo electo. En México, tuvo enfrentamientos con el presidente dela primera Audiencia, Nuño Beltrán de Guzmán. Ostentando el título de protectorde los indios, se opuso a varias disposiciones de los miembros de la Audiencia.


En España,1533-1534, fue consagrado obispoen Valladolid. En 1539 logró que se introdujera la imprenta en México, que fuela primera en el Nuevo Mundo. Tres años antes había participado en la aperturaformal del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, donde se formaron jóvenesindígenas. Zumárraga, fue influido por Erasmo de Rotterdam, escribió e hizopublicar varios libros que tuvieron gran importancia en el proceso de evangelización:La breve y más compendiosa doctrina, El manual de adultos, La doctrina brevemuy provechosa, y otras varias más.

 

 


2 comentarios hasta ahora

Escribe un comentario
  1. Marco R
    Marco RAutor 24/12/2015

    Esta información solo puede llevarnos a la conclusión de que este asunto es una manipulación con fines alejados de la verdadera fe, pero por sobre todas las cosas y aunque fuera una imagen de tipo sobrenatural, lo cual no sorrendería pues la Escritura advierte sobre esta clase de eventos que contradicen los principios y ley de Dios, por ninguna parte, ni sombra hay en la palabra de Dios, que avale el culto a María, solo basta leer la supuesta platica que la aparición tuvo con Juan Diego y no existe el mensaje de salvación, perdón de pecados, vida eterna mediante la muerte expiatoria del cordero de Dios, Jesús el Cristo. La supuesta aparición incluso pide un templo para su adoración. María tiene su lugar en la historia, pero como todos los otras que menciona la historia y testimonio de la palabra de Dios.

  2. Arturo torres
    Arturo torresAutor 15/12/2015

    Muy buenisimo gracias uno y que Dios te siga usando

Añada un comentario ¡Sus datos están protegidos! Su correo electrónico no será publicado. No compartimos la información de nuestros usuarios con terceros. Todos los campos son requeridos.