DESDE LA CALLE. Retrato actrual de la sociedad desde la ciudad de México.

Fuente: LJAU Comunicaciones 12/12/2012 0 comentarios

DESDE LA CALLE. Retrato actrual de la sociedad desde la ciudad de México.

Tú aquí sostenle. (2ª Parte).  Ese día, el Chemo se había levantado extrañado y enojado por un sonido de motor, que le había zumbado los oídos. ¡Qué cruda! Pensó al tiempo que trataba de distinguir de donde provenía el sonido. El sol le lastimaba y solo veía una figura pequeña que se tambaleaba de un lado a otro, estaba a unos 15 metros de él. Creía que podía identificar claramente de qué se trataba.

No lo lograba. Decidió envolverse en la cobija vieja y maloliente que servía de almohada, la desdobló y la enredó en su cabeza con cierto enojo. Luego de 3 minutos se dio cuenta que no servía de nada y ahora no solo ese extraño motor sino también voces robaban su paz. Parecía que autoridades de gobierno habían decidido podar y remozar las áreas verdes de su casa, bueno, de su camellón, bueno, del camellón. Sabía que irremisiblemente era urgente salir de ahí. Molesto y con un poco de desgane arrojó su cobija – gorro y emprendió la huida.

 

Esa es una costumbre de los chicos de calle: no tienen porqué ni para qué tender su cama, pues su cama es un prado, una banca o un periódico sobre tierra, aunque parece que algunos chicos de casa han copiado estas costumbres. Caminó entonces, para atravesar la colonia Anáhuac por Lago Alberto, Lago Iseo y Laguna de Mayrán, cruzó Av. Marina Nacional, pasó frente a la Torre de Pemex, quien fuera el mayor gigante de hierro erguido desde los años 80’s como muestra del poderío nacional por el auge petrolero, hasta que levantaron la Torre Mayor.

 

Arreció el aire. Mala idea, ésta de caminar en medio de tanto frío de principios de diciembre, pensó, mientras se frotaba los brazos sobre la vieja gabardina de lana que le cubría. Buscaba un lugar en paz, sin sonido del motor del mosquito podador. Halló ese lugar justo en el callejón Cacamatzin, en el corazón de Santa Julia. Se acurrucó en la esquina donde mas pega el sol. Trató de dormir otro poco. Soñó que compraba una lata, aunque sea de thinner pensaba entre sueños, para quitarse el hambre.

 

Ahora tocaba el turno a doña Angustias, quien lo despertaría. ¡A ver muchacho ayúdame! le dijo amablemente dando un empujoncito en su hombro, ¿ya desayunaste? le preguntó, y antes que pudiera responder reiteró, amárrame mi lazo aquí en el poste en lo que voy por algo para que comas, ¿quieres? Puntualizó con autoridad. El Chemo se levanto rápido, ¿donde mero señito? Estaba presto pa ganarse su desayuno. Amarro el lazo y se alistó… llego la doña. -Tu aquí sostenle,  yo le pido a la gente, si ves que no quieren dar, tu te acercas, veras como nos dan mucho dinero.

 

-Ora! Y paqué?! -Cómo paqué chamaco, que tus papás no te enseñaron? Pa nuestra madrecita, la madre de Dios o que no sabes que día es hoy? Mañana es la fiesta pa la Reina del Cielo. -Ora doña si hay una en cada esquina ¿paqué tanto? -Hay chamaco, cada Virgen es atendida y cuidada por los vecinos por eso hay tantas. –Gueno, pero yo no entiendo, no el que murió y resucitó fue Jesús? -Pues sí chamaco pero ella es nuestra madre así madre de Dios también de nosotros. -Ora doña, pues no es Dios omnipotente, acaso tiene mamá?


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